La Segunda Guerra Mundial finaliza una época en todos los sentidos, incluyendo el artístico. La cruda realidad de Occidente tiene como contrapartida la creciente omnipotencia de América. Los Estados Unidos se consolidan como lugar referente para todo el mundo. Recordemos que, en cuanto al arte se refiere, una parte importante de las obras que se habían creado en Europa cien años atrás se encontraban ahora en este país.
Rescate del cubismo
Durante los seis años que duró la guerra, no podemos decir que el arte se utilizase, precisamente, para condenar las tragedias de la época, aunque algunos artistas se habían visto implicados en las mismas. En los años 40, llegaba, no obstante, una nueva generación de artistas como Bertholle, Borès o Esteve que volvían a apreciar el cubismo y los colores de Matisse.
En este período, también se empieza a mirar hacia lo abstracto, sin olvidar de todos modos la realidad, por muy cruda que esta sea. Recordemos que durante la guerra numerosos artistas judíos y surrealistas, agrupados en torno a la figura de André Breton, se habían visto forzados a emigrar a los Estados Unidos.