Después de una etapa caracterizada por el surrealismo y el dadaísmo, los años 30 llegaron para cambiarlo todo, y no solo en la economía. Tras la crisis de 1929 y el hundimiento de la Bolsa de Nueva York, estamos nuevamente en un contexto de inquietud.
Adolf Hitler, desde Alemania, es una figura que empieza a entrar en escena y, con él, los primeros acontecimientos antisemíticos. En España, por otro lado, se está viviendo una guerra civil. A pesar de todo, parece como si los artistas no tuvieran necesidad «de aventura» en sus obras. Los atrevimientos estilísticos de principios de siglo, pasan inevitablemente de moda. El arte será sencillo, de fácil lectura.
Más control, menos inventiva
En definitiva, con el ascenso del nazismo al poder en Alemania, se empezará a controlar cada vez más la expresión artística. Por ejemplo, se cierran las puertas de la Bauhaus, cuyo espacio será destinado a otras funciones. En Alemania, entonces se empezará a utilizar el arte para glorificar la «raza germánica» y serán muchos los artistas expresionistas que tendrán que exiliarse.
La Exposición Universal de Nueva York, en 1939, es un acontecimiento que plasma el fin de la primera posguerra. Los acontecimientos a mundial tendrán un fuerte impacto en el arte que está por venir.