Arte ochentero

En los años 80, el tejido cultural es más amplio, múltiple y heterogéneo, así que no siempre es sencillo definir con unos pocos adjetivos o nombres cómo era la pintura en esta época. ¡Había demasiado que analizar! Si lo pensamos así, este puede ser un rasgo de la época: la diversidad.

Efectivamente, además de en el mundo formal, también crecen las corrientes de arte informales, ya sea en pintura, teatro y en vídeo. De todos modos, en esta etapa destaca la figura de Richard Long quien crea esculturas a partir de piedras, trozos de madera y cualquier material que encontrase durante sus largas caminatas.

En cuanto a la pintura, se manifestará en ella una libertad ilimitada y será recurrente la mezcla del placer y el drama, la alegría y la violencia, lo tenebroso y lo humorístico. En esta época, se mezcla todo lo descubierto durante el siglo: el expresionismo, el fauvismo y, por supuesto, el arte nacido en los Estados Unidos. De hecho, el arte se ha universalizado y en muchos países del mundo se bebe de las mismas fuentes. Sin ninguna duda, estamos ante el inicio de la globalización.

Los años 60 en Estados Unidos

En los años 50, Estados Unidos se convirtió en el país que más impulsó al arte y dentro de ese cuadro, el expresionismo abstracto había dado importancia a «lo físico», pero ya en los 60 se configuró una nueva realidad. Se empezarán a utilizar materiales de desecho en las nuevas obras. Esto da una nueva riqueza en las texturas de las piezas y a la vez transmite una mayor intensidad en el mensaje expresivo. Como todo buen entendido de arte sabe, es en los años 60 cuando se da el auge del pop art, que marcaba la modernidad en el marco de la libertad estadounidense.

¿A qué hace referencia el pop art? Se trata de obras creadas a partir de productos de consumo, carteles e imágenes consumidos en masa que realizaron artistas seguidores de Johns y Rauschenberg. Esta nueva corriente se caracteriza por darle un punto colorido y de humor a sus obras.

Colores y artistas vistosos

Los comics, con sus diálogos, se convirtieron en una fuente de inspiración en muchas de las obras. Uno de los artistas más conocidos dentro de esta corriente es sin lugar a dudas Andy Warhol. Es una época para la simplicidad, los colores vistosos, lo cotidiano y la alegría. Esta oleada pop no se quedó solamente en los Estados Unidos, pues también se extendió en Europa. Eso sí, a la Escuela de París no acabará de hacerle mucha gracia y verá esta nueva forma de crear con cierta hostilidad o indiferencia.

En conclusión, en esta etapa de la historia del arte podemos observar cómo los Estados Unidos de América han conseguido desarrollar un arte muy personal que se apoyará en un mercado muy poderoso.

El drama de la guerra en Europa y su impacto en el arte

La Segunda Guerra Mundial finaliza una época en todos los sentidos, incluyendo el artístico. La cruda realidad de Occidente tiene como contrapartida la creciente omnipotencia de América. Los Estados Unidos se consolidan como lugar referente para todo el mundo. Recordemos que, en cuanto al arte se refiere, una parte importante de las obras que se habían creado en Europa cien años atrás se encontraban ahora en este país.

Rescate del cubismo

Durante los seis años que duró la guerra, no podemos decir que el arte se utilizase, precisamente, para condenar las tragedias de la época, aunque algunos artistas se habían visto implicados en las mismas. En los años 40, llegaba, no obstante, una nueva generación de artistas como Bertholle, Borès o Esteve que volvían a apreciar el cubismo y los colores de Matisse.

En este período, también se empieza a mirar hacia lo abstracto, sin olvidar de todos modos la realidad, por muy cruda que esta sea. Recordemos que durante la guerra numerosos artistas judíos y surrealistas, agrupados en torno a la figura de André Breton, se habían visto forzados a emigrar a los Estados Unidos.

Los años 30, antes de la guerra

Después de una etapa caracterizada por el surrealismo y el dadaísmo, los años 30 llegaron para cambiarlo todo, y no solo en la economía. Tras la crisis de 1929 y el hundimiento de la Bolsa de Nueva York, estamos nuevamente en un contexto de inquietud.

Adolf Hitler, desde Alemania, es una figura que empieza a entrar en escena y, con él, los primeros acontecimientos antisemíticos. En España, por otro lado, se está viviendo una guerra civil. A pesar de todo, parece como si los artistas no tuvieran necesidad «de aventura» en sus obras. Los atrevimientos estilísticos de principios de siglo, pasan inevitablemente de moda. El arte será sencillo, de fácil lectura.

Más control, menos inventiva

En definitiva, con el ascenso del nazismo al poder en Alemania, se empezará a controlar cada vez más la expresión artística. Por ejemplo, se cierran las puertas de la Bauhaus, cuyo espacio será destinado a otras funciones. En Alemania, entonces se empezará a utilizar el arte para glorificar la «raza germánica» y serán muchos los artistas expresionistas que tendrán que exiliarse.

La Exposición Universal de Nueva York, en 1939, es un acontecimiento que plasma el fin de la primera posguerra. Los acontecimientos a mundial tendrán un fuerte impacto en el arte que está por venir.

El expresionismo

Sobre el año 1910 se comienza a utilizar la palabra expresionismo, aunque aún no era una corriente definida. En concreto, se utiliza en un catálogo de la Sezession berlinesa para describir unas telas fauvistas y cubistas que se reproducirán en una revista; Der Sturm. Con el tiempo, comenzó a utilizarse la palabra más específicamente para hacer referencia a un estilo sinuoso, anguloso, impactante, pero, dinámico en el que se da una tensión entre colores a partir del uso de contrastes de impacto.

Heckel es uno de esos artistas que sirven para visualizar la definición de expresionismo que se ha formado en el tiempo. En sus cuadros, los paisajes se encuentran azotados por pinceladas. También, tienen un efecto que distorsiona. En cuanto a los colores, estos suelen ser puros y de contraste.

Influencias del expresionismo

En Alemania, como hemos mencionado, el expresionismo se encuentra muy influenciado por el cubismo y el futurismo. Específicamente, el expresionismo alemán hereda del futurismo su visión de agitación, esa necesidad de actuar en un mundo que estaba en tensión. Su intención es, por lo tanto, servir también como arma de combate para movilizar.

El expresionismo, en todas sus facetas, como el teatro, arquitectura, literatura, cine y música, se rebelaba contra la tradición y la moral burguesa y conservadora. Berlín se convertirá en una de las ciudades en las que esta forma artística adquiere más importancia, pues es un lugar que atrae artistas de cientos de lugares. Allí se crearán muchos cafés literarios y la famosa revista Der Sturm que hemos nombrado anteriormente. Al poco tiempo, en 1911, se crearía también una galería con el mismo nombre en la que se presentarán colecciones de las principales tendencias de vanguardia.

Los cubistas y los futuristas

Cuando hablamos de cubismo, no se habla de una escuela organizada o formal de artistas. Inicialmente, el cubismo fue término utilizado para definir las obras de artistas tan famosos como Braque y Picasso. De todos modos, con esta palabra se incluirán esas obras en las que se le presta mucha atención a una composición geométrica.

Entre dichos artistas, Juan Gris y Fernand Léger destacan por su atrevimiento y capacidad de experimentación. Léger fue innovador por su forma de conseguir el efecto de volumen y por desencajar los cuerpos. Gris, por su parte, es conocido por ser muy metódico a la hora de distribuir los objetos en el espacio.

¿Qué importancia le dan los cubistas al color?

Podemos decir que no le conceden la misma importancia que sus antecesores y, por lo general, rechazan el exceso de tonos y de vibración. Como ejemplo, podemos recordar el cuadro de Las señoritas de Avignon de Picasso. En esta obra, el autor le dio prioridad al color cálido y a darle una forma geométrica a los cuerpos representados. En esa época, muchos consideraron que esta obra era horrible. De todas formas, es una de las piezas de Picasso más conocida hasta la actualidad y que destaca por su temática y composición.

Escultura en el cubismo

Hasta el momento hemos hablado de pintura, pero ¿existe una escultura cubista? La respuesta es afirmativa. De hecho, algunos opinan que dicha nueva forma de crear esculturas contrastaba con los estilos dominantes como era, por ejemplo, el de Rodin.

En las esculturas cubistas podemos ver volúmenes dispuestos en planos irregulares. Un buen ejemplo para aquel lector que se quiera hacer una idea, es la obra Caballo de Raymond Duchamp-Villon. En esta escultura, se fusiona una estructuración cubista con la articulación plástica del movimiento. Es, de alguna manera, un caballo mecanizado.

Futurismo

Podríamos hablar largo y tendido sobre el cubismo, pero es importante destacar la importancia del futurismo. Este movimiento emergente tiene la idea de que «el arte es acción». Las obras de los futuristas suelen expresarse, a veces, utilizando recursos de los cubistas y estados de ánimo. Pretenden, en definitiva, incitar a la acción, al movimiento de masas, violencia o exaltación bélica. No hay que olvidar que nos encontramos en el contexto de la Primera Guerra Mundial.

Los fauvistas

El arte del siglo XX, que incluye pintura, escultura y arquitectura, entre otras manifestaciones, es de gran riqueza y complejidad. Durante la primera mitad de este siglo, muestra una sucesión de estilos más o menos lógica y definida. En la segunda, empiezan a ganar importancia las contradicciones, los replanteamientos y, en definitiva, nos dirigimos hacia algo mucho más complejo.

Para comenzar, hay que hablar primero de pintura. Las muertes de Gauguin y Cézanne son acontecimientos que marcan el siglo XIX y abren el XX. La verdad es que, aunque estos dos conocidísimos artistas tuvieron vidas paralelas, sus estilos artísticos son bastante distintos. Eso sí, ambos tuvieron que hacer frente a determinados problemas por los que los posteriores pintores también se preocuparían.

De hecho, sería en aquel entonces cuando empezó a crecer un colectivo de artistas que vivía y se desarrollaba al margen de instituciones oficiales, como eran la Escuela de Bellas Artes o la Academia de Bellas Artes. Era el auge de los fauvistas. Recordemos que los impresionistas ya estaban acostumbrados a vivir y evolucionar de forma independiente y al margen de las instituciones. Sería, pues, el turno para los fauvistas) y cubistas de experimentar lo que era esta soledad. Muchas veces, la soledad en este arte venía de la mano de la libertad que se podía ver en sus obras.

¿Quiénes son los fauvistas?

Se denomina como fauvistas a aquellos pintores apasionados del color y la simplificación de las formas. Fauves significa «fieras» en francés así que, seguramente, quien acuñó el nombre debió ver esta nueva corriente como algo muy enérgico y, tal vez, con un toque agresivo. Los fauvistas, de todos modos, no eran un grupo organizado, sino más bien disperso.

El fauvismo conecta de alguna manera con el impresionismo. En general, el impresionismo tiene únicamente por objetivo el plasmar visualmente lo que el artista capta. Para hacerlo, en el impresionismo se utilizan también las líneas esquemáticas y los colores puros. Esto último es lo mismo que hacen los fauvistas. Además, este nuevo grupo tiene un gran interés por las artes primitivas que se estaban empezando a descubrir. Estos serán hallazgos que les inspirarán profundamente, como lo fueron las esculturas procedentes de Oceanía y África.

La vida del fauvismo fue corta, ya que muchos de sus seguidores pronto empezarían a sentir la necesidad de presentar algo más que descripciones visuales. Inevitablemente, empezarán a querer reflejar algunos conflictos o convulsiones que afectarán a sus estados anímicos.

Sea como sea, el movimiento puede ser considerado como el primer fenómeno de ruptura con el pasado en lo que al arte del siglo XX se refiere, sobre todo con relación al equilibrio visual que se había intentado mantener en las obras de los artistas anteriores.

Arte digital y fotográfico con dispositivos móviles

El arte ha rebasado todas las fronteras, desde hace ya mucho tiempo. Hoy por hoy, el lenguaje artístico vas más allá del caballete o el volumen escultórico, sino que ha incorporado las técnicas digitales para expandir las posibilidades, así como diversos dispositivos y medios.

Todo dispositivo capaz de registrar imágenes ya sea de manera analógica o digital, puede ser utilizado como una herramienta de creación visual. La cámara fotográfica ha sido un gran aliado a este respecto, ya que permite capturar imágenes instantáneas e irrepetibles, registrando un momento que puede convertirse en una obra única.

Pero gracias a la tecnología, la fotografía ha dejado de ser un proceso exclusivo de las cámaras especializadas, para expandirse a los teléfonos móviles y otros dispositivos. Relacionado a esto, un iPhone de segunda mano puede ser una alternativa inteligente.

La fotografía analógica, así como la fotografía que puede realizarse mediante un iPhone segunda mano, no difiere mucho de la pintura en cuanto a lenguaje y composición. Claro, la fotografía digital puede intervenirse con programas especializados, mejorando su brillo, nitidez, enfoque y/o su contraste, pero el centro de la cuestión es el mismo: la calidad artística de la imagen.

En primer lugar, el tamaño y resolución de la cámara y pantalla del iphone son menores. Además, tienen una proporción diferente. Esto significa que hay que prestarle especial atención al encuadre de la imagen, es decir, a lo que se deja dentro y fuera de la captura.

Una vez se ha decidido qué es lo que se incluirá al interior de la imagen, es preponderante decidir la perspectiva, el contraste entre la forma y el fondo, y la utilización de texturas que enriquezcan la imagen.

Pero más allá del talento que se tenga, es posible mejorar la imagen con programas especializados, como Photoshop, Illustrator y otros que pueden descargarse para su versión de móviles.

Estos diferentes tipos de software permiten modificar y corregir todo lo mencionado en el apartado anterior. Es decir, recortar la imagen para un mejor encuadre, alterar la composición, el contraste, mejorar el brillo y resaltar texturas, colores y todo lo que se desee.

De todas formas, se requiere de cierto manejo, sobre todo cuando esta edición se realiza en un iPhone de segunda mano. Es fundamental aprender cómo funcionan estos programas, para sacarle el mejor provecho al sistema y lograr el resultado que se busca.

La práctica hace al maestro, por lo que la dedicación constante es el secreto. La perseverancia y un iPhone de segunda mano hacen una excelente combinación.